La Apostilla de la Haya debe colocarse sobre el documento original emitido por una autoridad competente, no sobre la traducción. Una vez que el documento original ha sido apostillado, puedes proceder con la traducción jurada del documento y de la apostilla si es necesario. Esto garantiza que el documento sea válido en el país de destino.

Si la apostilla está redactada en uno de los idiomas oficiales del país de destino o en un idioma que dicho país acepta, no será necesario traducirla. Sin embargo, si no es comprensible en el país de destino, necesitarás una traducción jurada tanto de la apostilla como del documento original. Algunos países requieren la traducción incluso si parte del texto está en su idioma oficial, por lo que es mejor verificar los requisitos específicos del país de destino.

Las traducciones juradas tienen validez internacional, pero el alcance dependerá de los requisitos específicos del país de destino. Si el documento está destinado a un país miembro del Convenio de La Haya, es probable que acepten la traducción jurada sin problemas. Para países que no forman parte del convenio, podría requerirse un proceso adicional de legalización consular. Verifica los requisitos del país en cuestión antes de proceder.